En la actualidad el término «senil» se considera errado ya que es un trastorno que puede afectar a las personas sin importar la edad. En cualquier caso la demencia en general se define como un síndrome que se caracteriza por el detrimento de la capacidad para que el pensamiento sea procesado.

De manera notoria este trastorno afecta el pensamiento, la capacidad de aprender, la comprensión, el lenguaje, la memoria, el juicio y la orientación. Ciertamente suele producirse en personas de avanzada edad porque con los años las neuronas se deterioran.

Se estima que al menos 50 millones de seres humanos en el mundo están afectados por este trastorno y que por lo menos 10 millones de casos se registran anualmente. Y siguiendo el curso de esa estadística, dentro de 30 años más de 120 millones sufrirán de este trastorno de la función cognitiva.

Síntomas de la demencia senil

Cómo se manifiesta la demencia senil

 

En las personas de avanzada edad suele caracterizarse por la pérdida irreversible y progresiva del pensamiento, el habla, la memoria, la capacidad de comunicación y de realización de actividades cotidianas, y con frecuencia  se presentan cambios en el comportamiento y en la personalidad.

Veamos sus síntomas con un poco más de detalles:

El pensamiento. Con el paso del tiempo se dificulta y se disminuye la capacidad para la realización de cálculos y el desempeño en situaciones que tengan cierta complejidad. La comprensión se altera y por lo tanto suelen producirse malentendidos.

La memoria. En la fase inicial se confunde con despistes menores pero que paulatinamente se agravan. A medida que avanza el trastorno no solo se ve afectada la capacidad de recordar hechos recientes, sino que también influye en conocimientos, datos y hechos de más largo plazo como los nombres de los allegados y familiares.

El lenguaje. En un principio se dificulta recordar los nombres de las cosas, sostener una conversación y encontrar la palabra que corresponde a lo que se quiere expresar. Después se suman problemas para articular las palabras, hasta que finalmente se pierde la capacidad para hablar.

Desorientación. En una primera puede ser temporal, hasta que poco a poco se va agravando. En un principio se tiene la sensación de extravío, pero de inmediato se reconoce el lugar donde se está y hacia dónde se va. Al avanzar la enfermedad la desorientación no solo es espacial sino también temporal. Se pierde la noción de dónde se está, hacia dónde se dirige, cuál es la hora y el día de la semana, entre otros datos habituales y cotidianos.

Se producen alteraciones de la personalidad. Es otro de los rasgos que caracterizan a la demencia senil. Los cambios en la conducta en un principio llevan a que ocasionalmente se asuman actitudes inapropiadas como respuestas groseras, enojos injustificados y una terquedad desmedida, entre otras. En la medida en que el padecimiento avanza, se hacen más frecuentes los cambios o alteraciones y se llega a la agresividad, la irracionalidad y la conflictividad.

El desempeño cotidiano no representa mayores problemas en la fase inicial, pero con el paso del tiempo se vuelven complicadas. Entonces se hace necesaria la ayuda doméstica en acciones como comer, calzarse, vestirse, bañarse y todas y cada una de esas acciones simples y elementales. Finalmente se produce la inmovilidad absoluta.

Cabe añadir y destacar que las funciones motoras no se deterioran por un problema físico en sí mismo, sino que son la consecuencia de pérdida de la capacidad para coordinar los movimientos y por lo tanto se hace difícil su realización. Por esa misma razón la musculatura se reduce y se atrofia.

Causas de la demencia senil

Desencadenante de la demencia senil

 

Por lo general suele darse de los 60 años de edad en adelante, por lo que el envejecimiento es el principal factor de riesgo. Y esto es producto del daño o pérdida de las células nerviosas y las necesarias conexiones de estas células en el cerebro.

Pero la demencia senil puede tener varias otras causas como lesiones y enfermedades que afectan el cerebro de manera secundaria o primaria. Entre esas afecciones que derivan en demencia senil está en primer lugar, con una incidencia de 80 ? los casos, la enfermedad de Alzheimer.

Otras enfermedades pueden contarse entre las causas más comunes de la demencia senil:

  • Enfermedades vasculares como ictus, microinfartos y otras que afectan el flujo de la sangre en el cerebro.
  • La enfermedad de Huntington.
  • La enfermedad o demencia de Lewy.
  • La demencia o degeneración frontotemporal.
  • Algunos tipos de encefalopatías.

Debe tenerse muy claro que la demencia senil no es en sí misma una enfermedad, sino la consecuencia de una enfermedad, que puede variar entre una y otra persona. Por eso es importante no conformarse con el término de demencia senil, puesto de que detrás de esta hay alguna causa que dará la pauta para orientar su tratamiento.

Tratamiento

En realidad habría que decir que se trata de varios tratamientos, porque dependerá de la causa de la demencia senil. Si bien es cierto que en la actualidad no se le ha encontrado cura alguna, sí existen los llamados tratamientos sintomáticos.

Los hay tanto de tipo farmacológicos como los no farmacológicos. En el primer caso hay fármacos con su respectiva aprobación científica y legal para las etapas moderadas o leves, que de ninguna manera cambian ni curan el desarrollo de esta enfermedad o padecimiento, pero sí ayudan por determinado tiempo a controlar los síntomas.

Los tratamientos no farmacológicos consisten básicamente en terapias aplicables por fisioterapeutas o psicólogos que ayudan a ralentizar aquellos síntomas que tienen que ver con la pérdida de habilidades. Tales terapias se basan en la realización de actividades para estimular la mente y el cuerpo de la persona afectada.

Los tratamientos incluyen con mucha prioridad la participación de la familia del paciente con ejercicios que estimulen la capacidad cognitiva. Estos ejercicios pueden encontrarse en algunas páginas de Internet de comprobada seriedad, responsabilidad y absoluta validez científica. En esencia el afecto, la comprensión y una preparación adecuada son una ayuda fundamental para que los familiares hagan más llevadero este padecimiento a quien lo sufre.