Muchas enfermedades que en el pasado eran consideradas solo de adultos, hoy en día se manifiestan en personas de cualquier edad. Existen innumerables afecciones silenciosas asintomáticas que al principio son imperceptibles, y que luego con el paso del tiempo los síntomas se evidencian.
Conocer las señales de alerta de algunas de ellas puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte: este es el caso del derrame cerebral.
Las investigaciones e innovaciones tecnológicas han permitido conocer en mayor profundidad los factores de riesgo más importantes, con la finalidad de hacer cambios en tu vida que puedan prevenir el riesgo de padecer este tipo de ictus.
¿Qué es exactamente un derrame cerebral?
Consiste en una alteración relacionada con el flujo de la sangre en el cerebro. Al igual que el resto de los órganos, para que el cerebro funcione bien requiere de los nutrientes y el oxígeno que ésta transporta.
La obstaculización de la circulación sanguínea impide que las células cerebrales reciban el fluido necesario, y empiezan a morir con rapidez, lo cual provoca daños a corto o largo plazo.
Cuando la interrupción se debe a una hemorragia, por la rotura del vaso sanguíneo, se la conoce como derrame cerebral.
Ante cualquier situación de hemorragia cerebral, tenemos entre manos un derrame cerebral o Ictus hemorrágico.
A diferencia del Ictus Isquémico, en el que el daño es producido por una obstaculización del flujo sanguíneo, el derrame cerebral o ictus hemorrágico produce daño cerebral debido a la rotura de una vaso sanguíneo, ya sea una vena o una arteria.
El sangrado en el cerebro, al no poder salir al exterior por impedírselo los huesos del cráneo, produce una presión en los tejidos blandos que se va elevando mientras que la hemorragia no sea controlada. Esta presión inflama los tejidos y los asfixia al impedir que les llegue oxígeno, produciendo la muerte de los que están comprimidos.
El derrame cerebral produce graves daños y las posibilidades de sobrevivir del paciente no son muchas. Por suerte, tan sólo un 15? los ictus, son del tipo hemorrágico.
Si la rotura se produce en el interior del conducto sanguíneo estamos ante una hemorragia intracerebral. Si, por el contrario, se produce en las paredes exteriores o envoltura, se la denomina hemorragia subaracnoidea.
Esta hemorragia puede deberse a malformaciones de las vías sanguíneas, como un aneurisma, o bien por un traumatismo craneal.
¿Qué síntomas de un derrame cerebral se muestran?
No hay nada mejor que estar preparado ante las adversidades. La manera más práctica de hacerlo, es dedicar tiempo a conocer la sintomatología general de los diferentes accidentes cerebrovasculares. De acuerdo a la zona del cerebro afectada, los síntomas más relevantes que acompañan este accidente cerebrovascular están asociados con:
- Disminución de la comprensión del entorno.
- Problemas para la expresión oral.
- Falta de equilibrio y coordinación, sensación de mareos.
- Dificultad para la movilización de las extremidades.
- Intenso dolor de cabeza sin causa aparente.
- Inconvenientes con la visión o pérdida total de la misma.
- Adormecimiento en algunas secciones del cuerpo, en especial, de un solo lado, bien sea el rostro, brazos o piernas.
- Sensación de repulsión, vómitos o presencia de altas temperaturas que no estén vinculadas a cuadros virales.
- Estado de inconsciencia por períodos breves o prolongados, llegando a presentar convulsiones.
- Debilidad general.
Causas de un derrame cerebral: ¿cuáles son?
Las principales causas son:
- Sufrir de presión arterial alta, a veces asintomática, otras veces con advertencias como sangrados nasales, ausencia de aliento y dolores de cabeza.
- Antecedentes familiares con la misma patología, ciertos factores genéticos e incluso raciales.
- Malformaciones en los vasos del cerebro como los aneurismas cerebrales.
- Sufrir de arritmia o fibrilación cardíaca.
- Procesos degenerativos como la angiopatía amiloide cerebral
- Al pasar los 55 años de edad, los factores de riesgo son mayores, aunque en la actualidad los jóvenes no están exentos de padecerlo.
- Traumatismo craneal.
El estilo de vida inadecuado interviene de forma trascendental, y aumenta las probabilidades de sufrir cualquier tipo de ictus cerebral. Por lo tanto, vigila los trastornos conducta alimentaria, el sedentarismo y el consumo excesivo de alcohol, tabaco, grasas y sal. Sin olvidar, los vicios relacionados con las drogas.
Diferencia entre ictus y derrame cerebral
Existen muchas interpretaciones erróneas sobre el asunto, ya que popularmente se han utilizado como sinónimos los términos ictus, acv, accidente cerebrovascular, acv isquémico, apoplejía e incluso derrame cerebral.
Lo cierto es que la palabra ictus abarca un conglomerado de patologías que interfieren en el adecuado flujo sanguíneo hacia el sistema nervioso en general, englobando a todos los tipos.
Por el contrario, el derrame cerebral tiene relación específica con la ruptura de un vaso (sea una arteria o una vena), produciendo una hemorragia que, al expandirse, ocasiona daño cerebral.
Es decir, el derrame cerebral es un tipo de Ictus, también conocido como Ictus hemorrágico.
Lista de secuelas de un derrame cerebral
Ese pequeño momento en que ocurre la hemorragia sanguínea puede cambiar por completo a una persona. Resulta impredecible saber con exactitud qué sucederá. En ciertos casos, la recuperación es completa. En otros tendrán que adaptarse a su nuevo estilo de vida, con diversas discapacidades que van desde leves a graves. Los más desafortunados, no sobrevivirán a este episodio cerebrovascular.
Las secuelas principales son:
- Parálisis de algunas partes del cuerpo.
- Dificultades visuales, sobre todo en la visión periférica.
- Problemas comunicacionales: las habilidades de lectura, escritura, habla y comprensión disminuyen, o se vuelven nulas.
- Manejo inadecuado de las emociones, como alta irritabilidad o manifestaciones de llanto.
- Depresión.
- Problemas motores, llegando hasta la incapacidad de caminar o mantenerse de pie.
- Daños cognitivos, se reduce la capacidad de aprendizaje y de razonamiento, e inclusive la memoria y la atención.
Recuperación de un derrame cerebral
Para los sobrevivientes con secuelas de moderadas a graves, significa un verdadero reto vivir.
Los daños permanentes causan estragos irreversibles y, en la mayoría de los casos, la intervención de los profesionales será necesaria para superar los problemas de incapacidad, movilidad, habla y demás.
La presencia y el acompañamiento de los familiares es una figura trascendental para la recuperación.
No obstante, estos últimos no cuentan con el tiempo, y sus habilidades no son las más idóneas para proporcionar el máximo cuidado a estos pacientes.
Aunque no debe ser causa de angustia. Siempre puede recurrir a la ayuda de personal experto. Si no sabes cómo, para tramitar todas las ayudas para un familiar de la ley de Dependencia, solo hay que dejarse ayudar.
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Entre estos servicios están: el aseo personal, sustitución de pañales y atención de necesidades básicas. Si lo precisas, también se encargan de las actividades domésticas generales e incluso de la compra en el supermercado.
Asimismo, recibirás apoyo en el centro hospitalario o lugar de residencia, según lo solicites, y con disponibilidad las 24 horas al día. Este es, sin duda, el apoyo integral que necesitas para disminuir y hacer más llevadera tu carga.
La asistencia física y psicológica de los involucrados es muy beneficiosa. Delegar ciertas actividades será muy importante para aliviar las presiones y que los momentos entre el paciente y la familia estén enmarcados en el entusiasmo, el positivismo y el reconocimiento de los logros alcanzados cada día.