Los riesgos de una caída en el ser humano son posibles a cualquier edad, pero en el caso de las personas ancianas ocurre con mayor frecuencia. De hecho, en ocasiones ponen en peligro la vida de la persona de manera repentina e involuntaria.

Una caída en una persona mayor puede generar graves consecuencias y hasta desencadenar posteriores enfermedades que comprometen la estabilidad familiar.

Prevención de caídas en personas ancianas

Es importante prevenir y cuidar la salud de las personas ancianas. Afortunadamente, a día de hoy, la ciencia y la tecnología han avanzado y desarrollado ayudas para el desplazamiento de las personas mayores, por ejemplo con vehículos adaptados que les ayudan a movilizarse de manera independiente y segura.

El desarrollo de programas y tecnologías orientadas a ancianos favorece su independencia y movilidad, asì como la de familiares y amigos, y los ayudan a llevar un ritmo de vida tranquila, con menos preocupaciones.

¿Qué ocasiona las caídas en las personas ancianas?

Especialistas del área de la salud advierten que el riesgo de caídas se eleva a medida que se va envejeciendo. Cuanto mayor es la persona, mayores probabilidades de caídas existen.

Las caídas en el anciano se deben a múltiples factores, entre ellos las asociados a causas internas como:

Factores médicos

  • Enfermedades que afectan al sistema neurológico, osteomuscular y cardiovascular.
  • Deficiente capacidad visual y auditiva.
  • El estado de los pies influye frecuentemente en el riesgo de caídas.

Factores funcionales

  • Condición física del anciano.
  • Dependencia para efectuar las actividades básicas de la vida diaria.
  • Fuerza muscular y equilibrio.

Factores mentales y afectivos

  • Deterioro cognitivo.
  • Estados depresivos.
  • Secuelas de caídas anteriores, en ocasiones deterioran la movilidad.
  • Dependencia de un cuidador.

Factores farmacológicos

  • Dosis de medicamentos incorrectas.
  • Automedicación.
  • Consumo de fármacos antihipertensivos y neurolépticos.

Entre los factores externos que influyen en las caídas de las personas ancianas se encuentran:

  • Alfombras, animales, líquidos u otros objetos en el suelo.
  • Poca iluminación.
  • Calzado inapropiado o en malas condiciones.
  • Vestimenta no apta para su edad.

  Factores ambientales o estructurales

  • Escalones, suelos mojados, plantas con ramificaciones y enredaderas.

Consecuencias de las caídas en las personas mayores

Problemas que pueden generar las caídas en las personas mayores

 

Las probabilidades de que un anciano sufra una caída son altas. Es importante determinar cómo afecta su salud y cuáles son las consecuencias dependiendo del tipo de lesión que se produzca.

Las caídas promueven grandes problemas epidemiológicos y generan inconvenientes de tipo mental, funcional, físico y socioeconómicos que afectan su independencia y obligan a dar cuidados de profesionales de la salud y familiares, como los que ofrece SADA. Entre las secuelas màs frecuentes se tiene:

  • Comúnmente lesiones significativas.
  • Reducción de movilidad.
  • Disminuye la calidad de vida.
  • Aumenta la dependencia y necesidad de ayuda.
  • Pérdida de cierta autonomía.
  • Hospitalización.
  • Intervenciones quirúrgicas si fuera necesario.
  • Inmovilización prolongada.
  • Mayor morbilidad.
  • Hemorragias internas.
  • Neumonía.
  • Acelera el envejecimiento.
  • Probabilidad de institucionalizar al paciente en residencia u hospital.
  • Síndrome post-caída, temor a sufrir una nueva caída.
  • Afecta emocionalmente.
  • Pueden limitar la vida social.
  • Generan complicaciones hasta llevar a la muerte.

Recomendaciones para prevenir las caídas

Teniendo en cuenta los factores de riesgo que comúnmente ocasionan las caídas en las personas mayores, hay que analizar algunas estrategias para prevenirlas eficazmente y preservar la salud a un máximo nivel.

Mantenerse en movimiento

Para fortalecer la estabilidad y prevenir caídas es fundamental promover un envejecimiento activo, mediante rutinas de ejercicios ajustadas a las condiciones del anciano. Los más recomendables son:

  • Caminar diariamente.
  • Natación.
  • Ejercicios aeróbicos.
  • Ejercicios de estiramientos y potenciación.
  • De equilibrio a través del Yoga o Tai Chi, por ejemplo.

Programar consultas con el médico

La persona mayor debe tener en su plan de prevención de cita con el médico, darle a conocer su ritmo de vida y responder a interrogantes como las siguientes.

  • ¿Cómo son sus condiciones de salud?
  • ¿Qué fármacos está tomando?
  • Si ha sufrido alguna caída.
  • Determinar sus valores mediante un plan de exámenes.

Calzado y vestimenta

Zapatillas y ropa adecuada

 

Los zapatos y prendas de vestir son claves para mantener un buen ritmo en el anciano. ¿Cómo deben ser?

  • Zapatos resistentes y justos a sus pies. Además, deben llevar suelas antideslizantes.
  • No usar vestidos y pantalones que arrastren impidiendo una adecuada marcha.

Eliminar objetos que puedan estorbar

Es importante observar cada espacio por donde se desplazan los ancianos y eliminar aquello que pueda generar una caída. Basta con tomar una serie de medidas que garanticen un fácil desplazamiento del anciano.

  • Asegurar las alfombras sueltas o retirarlas del espacio.
  • Retirar todo tipo de cables, cajas y cualquier otro objeto de los pasillos.
  • Limpiar rápidamente los líquidos, grasa o los alimentos derramados
  • Es recomendable utilizar alfombras antideslizantes en la bañera o ducha.
  • Colocar un asiento de baño mientras se ducha.
  • Reparar tablas o cualquier listón suelto.

Buena iluminación

Es indispensable mantener bien iluminada la casa o lugares donde se encuentran las personas mayores para evitar tropiezos con objetos difíciles de ver. Realiza lo siguiente:

  • Instala luces nocturnas en su dormitorio, baño y pasillos.
  • Coloca una linterna al alcance de la cama.
  • Si hay escaleras, encender las luces antes de subir o bajar.

Dependiendo de la situación del anciano, en ocasiones es necesario el uso de algunos elementos de ayuda como:

  • Bastón o un andador.
  • Pasamanos para ambos lados de las escaleras, en caso de haberlas en la vivienda.
  • Barras para agarrarse en la ducha o bañera.