Con el paso de los años, las personas suelen experimentar cambios importantes en el organismo. Uno de ellos tiene que ver con las alteraciones del sueño. La evidencia científica sugiere que dormir bien es fundamental para la vida.

Mantener la salud y el bienestar en buena parte depende del descanso oportuno. Es común escuchar que los ancianos padecen de insomnio. Cuando esto ocurre probablemente aparezca otro problema: la somnolencia diurna. Si quieres saber cómo solucionarla, sigue leyendo.

¿En qué consiste la somnolencia diurna?

La somnolencia diurna excesiva en ancianos tiene que ver con la necesidad de dormir o estar demasiado somnoliento durante el día. Por lo general, la persona afectada tiene dificultades para conciliar el sueño o permanecer dormido en la noche.

Se denomina hipersomnolencia diurna cuando se repite de manera reiterada hasta el punto de afectar la calidad de vida. Si notas que una persona mayor está somnolienta significa que algo sucede y resulta imprescindible evaluar el origen del problema.

Recuerda que los trastornos del sueño alteran el desarrollo de las actividades cotidianas y pueden ser muy perjudiciales para quienes los padecen. En Sada encontrarás a los mejores cuidadores de Ancianos en Ibi para apoyarte y ofrecerte toda la ayuda que precisas.

Los problemas relacionados con el sueño diurno se manifiestan normalmente en dos grados de intensidad:

  • Leve: El descanso nocturno inadecuado se produce de manera leve y por lo tanto la necesidad de dormir en el día también. Los síntomas mejoran una vez que consiguen dormir bien durante la noche.
  • Severa: Las dificultades para dormir son recurrentes y se produce la somnolencia extrema diurna día tras día.

Efectos de la hipersomnolencia diurna

Tener un sueño nocturno poco reparador provoca fatiga y malestar general. Dormir mal afecta la memoria, aumenta la irritabilidad y el nivel de cansancio. De igual modo, disminuye considerablemente el rendimiento cognitivo.

Al despertar, los ancianos podrían sentirse desorientados y durante el transcurso del día suelen perder la concentración. En otros casos, se les presenta dificultades para realizar actividades muy sencillas.

La falta de coordinación para efectuar movimientos también es un efecto común de este padecimiento.

¿Qué hacer para solucionar la excesiva somnolencia diurna?

Para saber cómo actuar y qué hacer resulta imprescindible identificar el origen del problema. Busca la asistencia profesional de un especialista médico cualificado para hacer el diagnóstico correspondiente de la situación.

No olvides que el cuidado y atención a la dependencia es un asunto serio. No obstante, no tienes que hacerlo solo. Deja que los que saben te acompañen durante el proceso a fin de establecer las acciones que sean más convenientes.

Tras la evaluación, será posible determinar un diagnóstico más claro. Sabrán si el problema tiene que ver con otros trastornos del sueño, el insomnio nocturno propio de la edad o la presencia de algunas patologías que interrumpen el descanso adecuado.

Asimismo, algunas condiciones médicas tienden a producir ciertos desequilibrios en las personas de la tercera edad. Entre estas destacamos enfermedades neurológicas, depresión, estrés, ansiedad, alteraciones metabólicas u otras dolencias asociadas con la vejez.

Por otro lado, los medicamentos para tratar determinadas afecciones muchas veces tienen un efecto sedante. Resulta imprescindible valorar la prescripción y ajustarla de ser posible.

Consejos para regular los patrones de sueño en ancianos

Tras identificar el origen del problema el siguiente paso consiste en generar acciones para regular oportunamente las horas de sueño en los ancianos. Algunas recomendaciones que han dado muy buenos resultados son:

  • Promover hábitos saludables de vida:
    • Suprimir el uso de sustancias nocivas como el alcohol o tabaco. Respecto al alcohol tiene la capacidad de interferir en la fase profunda del sueño y alterar el sistema nervioso.
    • Reducir el consumo de cafeína. El exceso de este estimulante provoca diferentes alteraciones de los patrones de sueño: Dificultad para conciliarlo, el tiempo que duerme la persona y el número de despertares nocturnos.
    • Tener una alimentación nutritiva y variada. Que sea rica en frutas, vegetales, granos y proteínas. Evitar alimentos cargados de numerosas calorías y pocos nutrientes. Optar por los que sean bajos en colesterol y grasas.
    • Ingerir suficientes líquidos, en especial el agua. Siempre que no sea cerca de la hora de acostarse a dormir.
    • Hacer ejercicios con regularidad. No se trata de realizar actividades físicas de gran intensidad pero sí a un ritmo moderado. Se recomienda practicarlo unas horas antes de ir a la cama.
    • Evitar comidas pesadas antes de dormir. La cena debe ser realizada por lo menos con 2 horas de anticipación.
  • La somnolencia diurna puede ser tratada con tratamiento natural. No obstante, asegúrate de consultar la opinión del médico previamente.
  • Propicia la higiene del sueño y crea un ambiente confortable para dormir. Acostarse a la misma hora, que las condiciones del dormitorio sean cómodas y que fomenten la relajación.
  • Evitar situaciones de estresantes y que produzcan ansiedad en los adultos mayores.