El paso del tiempo es inevitable, y con ello, llegan algunos cambios en el cuerpo humano que lo hacen más propenso a ciertos padecimientos. En el caso de las personas mayores, una de las amenazas más silenciosas y peligrosas es la sepsis.

Muchas veces, esta afección puede pasar desapercibida debido a que sus síntomas no son tan evidentes. Suele aparecer sin previo aviso y progresar rápidamente. Ssi no se detecta y trata a tiempo se convierte en una importante amenaza silenciosa.

En las siguientes líneas se explicará detalladamente qué es la sepsis, cómo detectarla y prevenirla en personas mayores.

¿Qué es la sepsis?

La sepsis es una respuesta inflamatoria sistémica del cuerpo a una infección que puede poner en riesgo la vida del paciente. Se produce cuando el sistema inmunológico libera sustancias químicas en el torrente sanguíneo para combatirla, pero en lugar de controlarla, causa daño a los tejidos y los órganos.

Generalmente, las infecciones se producen en las vías urinarias, los pulmones, la piel o el abdomen y las bacterias suelen ser la causa más común de infección. Son las que la provocan, aunque los virus y hongos también pueden causarla.

La sepsis ha sido catalogada como muy peligrosa, especialmente en personas mayores. Podría causar daño a órganos centrales cómo los riñones, el hígado y el cerebro. En casos graves, se desarrolla un shock séptico. Es decir, una afección que pone en peligro la vida y que se produce cuando la presión arterial baja peligrosamente. 

Existen ciertos factores que aumentan el riesgo de desarrollarla, algunos de los más comunes son:

  • Infecciones previas.
  • Enfermedades crónicas.
  • Estar hospitalizado.
  • Tener una lesión grave.

Cabe destacar que las personas mayores son más susceptibles a la sepsis debido a que su sistema inmunológico puede ser más débil. Esto también aplica cuando padecen ciertas enfermedades crónicas o toman determinados medicamentos.

Cómo detectar la sepsis en personas mayores

La sepsis suele ser difícil de detectar en sus etapas iniciales. Las señales casi siempre se manifiestan de manera imperceptible. Se sugiere estar atento a cualquier cambio. Algunos de los síntomas comunes incluyen:

  • Fiebre alta o escalofríos.
  • Hipotermia (temperatura corporal baja).
  • Aceleración del ritmo cardíaco.
  • Frecuencia respiratoria elevada.
  • Confusión o disminución del nivel de conciencia. 
  • Cambios en el estado mental.
  • Dolor o molestia abdominal.
  • Disminución de la orina.
  • Dolor muscular.

Por otro lado, los síntomas menos comunes son:

  • Mareo o desmayo.
  • Dificultad para respirar.
  • Dolor de cabeza intenso.
  • Náuseas y vómitos.
  • Erupción cutánea, aparición de ampollas en la piel.

Se recomienda buscar atención médica de inmediato si una persona mayor presenta alguno de estos síntomas, especialmente si ha tenido una infección reciente. La detección temprana es clave para un tratamiento efectivo. De este modo, es posible minimizar el riesgo de complicaciones graves.

Los médicos pueden realizar pruebas de laboratorio y exámenes físicos para diagnosticarla y empezar un plan de tratamiento lo antes posible.

De qué manera se puede prevenir la sepsis en personas mayores

La sepsis en personas mayores se puede prevenir en gran medida mediante la adopción de ciertas medidas, tales como:

  • Higiene personal adecuada: Mantener una buena higiene personal. Esto incluye que las áreas de la piel estén limpias y secas. También hay que lavarse las manos con regularidad, en especial antes de comer y después de usar el baño. Los pacientes deben bañarse, cambiar la ropa personal y de cama de manera frecuente.
  • Prevención de lesiones en la piel: Las lesiones en la piel, como las úlceras por presión, pueden aumentar el riesgo de infección. Moverse con frecuencia ayuda a evitar la presión constante en ciertas áreas del cuerpo. Además, es necesario recibir atención médica si aparece alguna herida o lesión cutánea.
  • Vacunación: La vacunación es una medida acertada para prevenir enfermedades que podrían llevar a la sepsis. Las personas mayores deben asegurarse de tener todas las vacunas recomendadas, incluidas las que se aplican contra la gripe y la neumonía.
  • Cuidar las heridas: Prestar atención a las heridas, incluyendo raspones y cortes menores. Estos pueden convertirse en puertas de entrada para las infecciones.
  • Evitar la exposición a infecciones: Evitar el contacto cercano con personas enfermas. Igualmente, mantenerse alejado de lugares concurridos durante la temporada de gripe o de otros brotes de enfermedades infecciosas.
  • Tratamiento temprano de infecciones: Recibir tratamiento médico inmediato puede marcar una notable diferencia en el resultado. Si el paciente tiene signos de infección como fiebre, dolor de cabeza o de garganta, escalofríos o secreción nasal resulta imprescindible tratarlos sin demora.
  • Control de enfermedades crónicas: Los pacientes mayores con patologías crónicas como diabetes, enfermedad cardíaca o pulmonar deben trabajar con su médico. Esta figura les ayudará a controlar las afecciones y reducir el riesgo de infección.
  • Mantener una dieta saludable y un estilo de vida activo: Seguir una dieta equilibrada y hacer ejercicio con regularidad puede ayudar a fortalecer el sistema inmunológico y reducir el riesgo de infecciones.