Cómo administrar medicamentos en personas mayores
Una parte esencial del cuidado de personas mayores tiene que ver con la administración de medicamentos, ya sea para el tratamiento de enfermedades ocasionales, como para mantener bajo control ciertas condiciones crónicas preexistentes o enfermedades comunes en personas ancianas.
Cuando un cuidador está a cargo de un anciano, debe prestar mucha atención a este aspecto porque de eso depende su calidad de vida. Las complicaciones por toma incorrecta de ciertos medicamentos no tardan en aparecer y suelen ser muy peligrosas, así que lo mejor es, desde el principio, saber cómo dar medicamentos a una persona mayor de forma adecuada y segura.
Antes de empezar
Antes de organizar la rutina y horarios de los medicamentos es importante dar una serie de pasos para garantizar que la tarea se haga con éxito todos los días. En ese sentido, todo cuidador debe:
- Hacer una lista de todas las medicinas prescritas que incluya horario, principio activo y para qué sirve.
- Reunirse con el médico para aclarar las interacciones farmacológicas y saber cuáles podrían ser los posibles efectos secundarios de cada tratamiento.
- Organizar un horario optimizado en el que se puedan dar en una misma toma los medicamentos que no sean antagónicos entre sí.
Es posible contar con ayuda profesional
Los familiares mayores son una responsabilidad especial que para algunos puede resultar abrumadora, sobre todo cuando se tiene que lidiar con discapacidades o degeneración cognitiva. En estos casos es bueno contar con especialistas en cuidado y atención a la dependencia, que se encargan de muchas tareas de cuidado y vigilancia según la necesidad del paciente. Recibir atención personalizada es muy útil para los cuidadores que trabajan y tienen otras responsabilidades que cumplir, o simplemente necesitan tomar un descanso ocasional.
Cómo administrar los medicamentos de forma eficiente
Cuando son dos o tres medicinas no es tan complicado. Los problemas pueden venir cuando son muchos tratamientos, algunos de ellos para minimizar los efectos secundarios de otros, como es el caso de los antiácidos, los protectores gástricos y los antivomitivos.
- Organizar todas las medicinas en un solo lugar, separando las de uso externo como cremas, gotas y lociones del resto. Las orales también deben clasificarse por tipo, como pastillas, jarabes y polvos para preparar. Por último, las inyectables y de administración intravenosa deberían estar, preferiblemente, con el material que se usará para ponerlas, como las jeringas, algodón, alcohol, soluciones y todo lo que normalmente es necesario en estos casos.
- Tener el horario a la vista. Tratar de tener “franjas horarias”, es decir, agrupar las dosis en ciertos horarios es muy práctico. Esto evita tener que dar medicina todo el día sin descanso.
De ser posible, organizar las dosis orales en un pastillero, partir con antelación las pastillas que se toman en dosis menores. - Estar atentos a las fechas de caducidad, sobre todo cuando las medicinas no están en su caja original o se han recibido como donación.
Medidas de prevención
Hay algunas pautas que es necesario tener en cuenta y cumplir rigurosamente para evitar accidentes, tanto con el anciano como con los niños, si los hay en casa.
- Las medicinas deben mantenerse en un lugar seguro, fresco y alejado del alcance de los niños. Tampoco se deben dejar al alcance de una persona mayor con capacidad cognitiva reducida o con trastorno hipocondríaco.
- El tratamiento del anciano se mantendrá separado de los que toman otros miembros de la familia.
- Todas las medicinas, con o sin caja, deben estar identificadas de forma perfectamente legible. Si no se puede leer el nombre impreso en el frasco o la caja, bastará con hacer una etiqueta con material adhesivo, en esta debe escribirse el nombre del fármaco y su concentración. Por ejemplo: Acetaminofén, 650 mg.
- No mezclar tratamientos sin la autorización del médico.
- No dar ninguna medicina sin consultar con el médico.
- Todas las dosis deben administrarse en la cantidad y horario indicado. Cualquier cambio debe consultarse con el especialista.
- Si el paciente está en capacidad de tomar sus dosis sin ayuda, el cuidador debe estar presente cuando lo haga. En primer lugar, para garantizar que en verdad las tome, y que las tome completas (algunos ancianos fingen tomar sus medicinas y luego las tiran cuando creen que no son vistos).
Dificultades que pueden surgir
Lo ideal sería que todo se pueda cumplir tal y como se ha planeado, sin embargo, a veces surgen situaciones que requieren de medidas alternas, y en algunos casos de emergencia, a fin de mantener al anciano a salvo.
- Negativa a cooperar. Algunos adultos mayores suelen ofrecer resistencia para recibir sus tratamientos por varias razones: le temen a los efectos secundarios, creen que no necesitan la medicina, padecen de trastornos neurológicos o psiquiátricos que limitan su comprensión al respecto.
Si el anciano está en capacidad de entender, es importante explicarle para qué sirve el tratamiento que está tomando, responder de forma clara y sencilla a todas sus preguntas y calmar sus temores. - Efectos secundarios. Anticiparse a ellos para ofrecer la asistencia necesaria.
- Adicción. Puede pasar y es vital comunicarse con el médico para hacer los ajustes necesarios.
- Intoxicación por toma accidental. Llamar a urgencias de inmediato.
En todo caso, es importante recordar que el cuidador no está solo, puede contar con el apoyo del médico y de profesionales especializados en el cuidado y atención de la persona mayor.
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